Amores tóxicos: el amor como droga

En los últimos años recibimos cada vez con mayor frecuencia consultas relacionadas a la dependencia emocional.

Primero nos confundió… ¿de qué se trataba esta compulsión al amor? ¿Qué era esta forma de amor que se mezclaba con violencia, depresión, ansiedad extrema, obsesión?

Era definitivamente una compulsión que como tal no podía evitarse. ¿Era una forma de TOC? Definitivamente eran casos en los que resultaba imposible no amar frenéticamente, más allá de la posibilidad de ese amor, la conveniencia de ese amor, el malestar en ese amor o la franca patología amorosa.

De a poco, fuimos descubriendo diferentes formas de amores tóxicos, dependencias y patologías del amor y pudimos clasificarlos para encontrar formas distintas de ayuda según el caso.

Lo cierto es que tenemos que hacer una breve salvedad: el tema del amor romántico es parte de una tendencia social muy intensa. No es nuevo lo del amor romántico, pero en la actualidad ha tomado estatus de realización, sentido vital y hasta salvación. Si bien la mayoría de nuestra sociedad lo vive intensamente, no todos llegan a los extremos de estos casos. Esto es debido a que en ellos se juegan factores patológicos, que deben ser atendidos y ayudados, dado que se producen debido a causas de vulnerabilidades de la personalidad de quien la sufre y de una activación a nivel cerebral que descompensa aún más la situación. Podemos encontrar un rastro sociobiopsicológico en este fenómeno.

El amor romántico, genera como consecuencia una idealización del otro en donde se pierde el sentido crítico hacia el otro y se le perdona todo. Se siente una necesidad similar a la obsesión compulsiva. La pérdida genera procesos cerebrales similares a los de la abstinencia en drogas. Estos son datos de la psicobiología del amor, que consiste en diversos estudios sobre qué pasa psiconeurohormonalmente en las personas enamoradas. Este periodo dura un tiempo y luego la pareja madura hacia niveles de percepción interpersonal más tolerante, más cerca de la realidad del otro, hacia otras formas del amor. Sin embargo, en los amores tóxicos, de máxima dependencia, esto no pasa: no hay maduración, no se logra estabilizar esta enorme impulsividad. Se generan  un sinfín de problemas, que pueden abarcar desde patologías, hasta violencia y muerte.

 

Tipos de amores tóxico-Dependientes

Si categorizamos, podemos encontrar tres tipos de amores tóxico-dependientes: El Casual, El Progresivo y el Estructural.

El Casual es el que se puede dar accidentalmente entre dos personas en un proceso en el que uno o ambos están en crisis. Crisis vitales o personales que pueden hacer que se genere una imagen reciproca de necesidad sin límites de uno sobre el otro. Se han encontrado necesitándose el uno al otro, en un momento de pérdida, confusión, soledad intensa. Entonces, se aferran como si de esa relación dependiera poder atravesar esa difícil situación.

El Progresivo es el que tiene como eje  una relación que se ha desgastado con el tiempo por diversas razones y que no puede terminarse. Son parejas que han pasado buenos momentos, pero en el tiempo circunstancias derivadas del vivir, fueron dejando secuelas en la relación que ya no es sana. Hay mucho resentimiento, odios guardados, ofensas, sensación de indignidad e incluso violencia. Una pareja así debería o bien curar heridas o bien separarse. Sin embargo, no hacen ni una cosa ni la otra, transformando la mutua compañía en un verdadero infierno, que aumenta de manera anormal los niveles de estrés. Se vuelven tóxicas y no pueden definir su vínculo por un tema de dependencia que no logran resolver.

Finalmente y el más difícil de tratar, el que acarrea mayores riesgos, es el Estructural. Se lo llama así porque se debe a problemas graves en la constitución de la personalidad de uno u ambos miembros de la pareja. En estos casos, hay una patología de la personalidad y por lo tanto no se debe a circunstancias ni ocasionales ni evolutivas, sino a la misma forma de ser de quienes conforman la pareja. Son parejas donde uno u ambos son altamente impulsivos, encuentran en la ausencia o amenaza de ausencia del otro un vacío insoportable. Es una condición de soledad intolerable, con una ansiedad por el temor al abandono que abarca muchas de las emociones que llevan. Celos, acoso, acusaciones de desamor, dependencia extrema, incapacidad de manejar la ansiedad respecto al otro cuando hay alguna duda sobre la certeza del amor del otro, son algunos de los síntomas más comunes que se pueden observar y que llevan a conductas violentas. Desde la violencia verbal a la física, desde el asesinato al suicidio, sea este como hecho o como fantasía.

Los casos más resonantes que hemos presenciado, ligados al suicidio o intento de suicidio juvenil, violencia familiar y femicidios, parten de este tipo de personalidades.

No es amor, no es romance, es patología que no soporta la soledad por encontrar un vacío insoportable. El mismo vacío que siente el alcohólico, el drogadicto o el que se atraca con comida.

Generalmente son personas con pasados de abandono concreto o vivido de una forma tan intensa que no pueden llevar apegos normales y cuando se unen a alguien, más que vivir una situación de alegría y encuentro, entran en estados de ansiedad, depresión e inquietud constante.

No deben confundirse este tipo de amores con un romance profundo e intenso. Es más bien la otra cara del horror a la soledad, es una muestra de bajas autoestimas dispuestas a llenar de indignidad la vida por dependencia o de acabar con ella por la desesperación al vacío. Es un dependencia tóxica y como tal debe ser tratada para poder darle a quien la sufre la libertad necesaria para una vida en su sentido más pleno.


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