La buena gestión de los conflictos en una pareja, hacen a un predictor de calidad relacional, con sus factores asociables, tales como salud psicológica y física de los miembros de la pareja, ambientes con menor nivel de tensión o Emoción Expresada (EE), menor nivel de involucración filial en conflictos parentales, mayor eficacia para el afrontamiento de demandas y conflictos con el medio, menor nivel de disfunciones sexuales, así como mejor pronóstico de sostenimiento de la relación en el tiempo. conflicto de pareja
Nuestro modelo de trabajo, basado en La buena Gestión del Conflicto es una filosofía del convivir y un modelo secuencial y de áreas específicas que se pueden entrenar y adaptar a las parejas consultantes. Es para parejas en crisis procesuales, de incompatibilidades de convivencia y no atravesadas por psicopatologías graves, infidelidades a repetición o duelos por pérdidas graves.
Se basa en incrementar niveles de diferenciación interpersonal, mejorar la comunicación, manejar la impulsividad, aumentar la empatía, llegando a niveles de confianza interpersonal que permitan un desarrollo máximo de la intimidad posible.
Esta confianza genera una libertad del vínculo y un desbloqueo del sistema resolutor de problemas de la pareja, evitando el agotamiento del vínculo por conflictividad agregada irresoluta. Las parejas que suman conflictos crónicos, van bloqueando interacciones, gastando una energía necesaria para sus funciones vitales y que se desperdician en sostener la tensión y la evitación de la resolución del conflicto.
Esto se debe a temores reales o imaginarios de disolución de la pareja o bien, una crucial falta de comprensión de sus códigos interpretativos, sistemas de creencias o pautas culturales de familia o sociedad como ocurre en las parejas transculturales.
¿Por qué deberíamos temer a los conflictos? Finalmente son un puente hacia el entendimiento y la equidad. ¿Por qué si son tan inevitables y generan oportunidad de vivir mejor los evitaríamos? Pues por varias razones: Miedo, estrés, sensación de no poder llegar a entender o de arreglar, reactividad, inmadurez, mandatos familiares y sociales, falta de oportunidad. Sin embargo ellos están todo el tiempo, entre las cosas más simples y domésticas, las sábanas, los desentendidos diarios, las expectativas, injusticias, engaños y las definiciones inconscientes de una relación fallida.
Sin embargo, cuando una pareja se atreve a mirar ese espejo lleno de temor y evita evitar, se abre una puerta de oportunidad. Se comienza un camino donde en un recinto seguro y bajo el estímulo de un mediador, dejaran salir esos miedos que hacen que los conflictos no se resuelvan. Y no debe haber confusión, la resolución de un conflicto no es hablarlo o gritarlo, es definitivamente aceptar lo que cada uno es, siente y piensa y ver como con todo ese bagaje de cosas pueden seguir juntos y crecer juntos.
A este modelo lo llamamos la filosofía del convivir. De él saldrá un método que permite que sus premisas funcionen de manera positiva para la pareja, y de este método, las técnicas que permiten realizarlo. Modelo, método y técnica se articulan en una danza acompasada por el manejo de los tiempos adecuados y las pausas prudentes.
La filosofía del convivir
Es interesante notar que no hay una filosofía del convivir, sino que cada pareja construye la suya, heredada a su vez de sus modelos de origen principalmente, sus propios padres en interacción entre ellos y con sus hijos y algunas experiencias de contemporáneos y propias anteriores. Sin embargo, hay una filosofía del convivir que puede ser definida como las pautas que sostienen congruencia entre la visión del mundo, los deseos personales y la factibilidad de hallar el punto de encuentro evitando una disonancia que los aleje resentidamente al uno del otro. Es decir, que haya una relación compatible entre cómo entienden el mundo, así como sus metas en la vida.
¿Que nos permite esta definición? Pues proponer un método donde podamos establecer cuáles son estas construcciones personales y sus juegos complementarios y recíprocos. Su historia, sus intentos de arreglo y sus fracasos, que los han traído a nuestra presencia. Estas dimensiones, una vez conocidas y multiplicadas por la experiencia clínica, permiten generar patrones mentales y comportamentales, que como filtro generan dimensiones categoriales que hacen que se pueda partir de un nuevo orden por sobre lo que parecería un caos.
De estos patrones y sus conductas complejas asociadas, podemos encontrar técnicas que logren generar una disonancia y un espacio que surge junto a ella para reflexionar e intentar campos experienciales discontinuos, nuevos, frescos, por donde ir desarrollando nuevas pautas con fines a una modificación de dichas estructuras.
Nuestra experiencia ayudando en estos problemas, nos hacen ver la enorme tarea que implica, no hay posibilidad de poder generar cambios de este tipo entre dos personas convivientes, si no persiste en ellos el amor, la atracción, y la cotidianeidad compartida que aún se disfruta. Más allá de las heridas, ofensas y aburrimientos, debe haber estos elementos para atravesar con un sentido esta encrucijada. Si esto está presente, la tolerancia al proceso con sus vaivenes y el sostenimiento en él, son de buen pronóstico. En los casos que no, la terapia se convierte en un proceso de pre divorcio que permite un mejor atravesamiento de esta crítica situación, tanto para ellos como sus hijos. Un buena preparación, permite mejores arreglos durante el divorcio y sin dudas acuerdos mejores, de mayor estabilidad y negociaciones futuras más flexibles para el post divorcio, que muchas veces dura más que lo que duró la pareja misma.
Saber gestionar los conflictos implica poder compartir una filosofía del convivir, cuando esta natural construcción fracasa, una ayuda externa puede generar nuevos caminos y puentes de revinculación, cuando no evitar mayores daños. Los divorcios hoy están en porcentajes muy elevados, la legalidad y opción de los adultos se impone por sobre cualquier otro interés. Sepan aquellos que lo que vendrá será tan complicado que deberían estar muy convencidos que han hecho todo lo posible por rescatar el matrimonio. Que como suelo decir, al matrimonio no se le gana por puntos sino y solamente por knock out.
También te puede interesar: Pareja y los Celos: la naturalización de una fuente de toxicidad relacional