Ansiedad y otros apuros…

¿Qué es la ansiedad? ¿Quiere que lo defina en una palabra?… Incertidumbre. Otra palabra, Amenaza. Otra, tensión. O en una frase podríamos plantear que es una situación donde se hay un aspecto de incertidumbre significativo para la persona que se vive como una amenaza y genera una tensión concomitante.

Por eso es que nos planteamos es ¿cualquier incertidumbre? Pues no, solo aquella que vivimos con expectativas altas, ya sean amenazantes o maravillosas. ¿Pero cuál nos daña de ellas? Obvio, la amenazante.

Cuando una situación puede perjudicarnos y por tal la vivimos como amenazante, sin saber si ocurrirá ni cuándo, menos aún qué resultados tendrá, es cuando la ansiedad se extiende en nuestro mundo.

¿Todos vivimos la incertidumbre como ansiógena de igual forma? Sí, pero… No. O sea cuando experimentamos esa amenaza es igual, la diferencia es en el qué y el cuánto nos sentimos amenazados.

¿Y qué hace a la diferencia? Pues experiencia, ignorancia, evaluación del riesgo, autoestima, recursos de fortaleza psicológica, etc.

Como ve entonces, ansiedad es una reacción de tensión ante una situación vivida como amenazante por el valor de lo que está en juego y la sensación de incapacidad al menos inicial de afrontarla.

Autoestima es igual a confianza, habilidad para afrontar problemas, es una confianza que se denomina autoeficacia. Experiencia es madurez para entenderla e ignorancia es asumir cuando nuestras posibilidades no son por mucho, capaces de predecir algún hecho que nos complicará. La vida.

¿No le suena familiar esta sensación? ¿No le parece que desde que ha nacido algo así lo acompañó a Ud. su padre, abuelo y ahora sus hijos?

Porque si bien podemos estar hablando de una característica suya o de su familia, en este caso le hablaré de algo más abarcador. Si, efectivamente, estamos hablando de Argentina, su país, el nuestro, el país, que como lo hemos ya definido en alguna columna, es el más empastillado del mundo.

Vivimos un contexto impredecible, o sea basado en la incertidumbre. Nuestra experiencia nos ha enseñado, que predecir algo aquí es casi una ingenuidad y por eso somos un país tan ávidos de noticias, diarios, canales de noticias, etc. Vivimos intentando saber que es un Lebac, o quien maneja la bancada de tal partido, si la AFA larga el campeonato o Tinelli deja el bailando. Luego tal vez, nos aventuramos al desastre climático o la guerra nuclear en Oriente.

Aquí nada es seguro, nada es constante, nada dura. Y si bien es una verdad de la vida que nada dura, en la Argentina, todo dura menos. Estabilidad, una palabra que cada vez mas suena como un imposible argentino, se asocia a ansiedad, claro y a que más, a patología border. ¿Qué es patología Border en la jerga? Una patología de la personalidad caracterizada por inestabilidad, incertidumbre, cambios constantes de humor y actividades, de amigos y carreras, trabajos y hobbies. Entre el éxtasis y el sinsentido, entre la gloria y el suicidio. Generalmente querellante, intolerante, agresivo, impulsivo. ¿Le suena? No hablamos de la Argentina de su abuelo o su padre, esa era otra Argentina y otros padeceres. Esta es en parte la suya y definitivamente la de sus hijos.

En suma somos un país ansioso con perfil border. Un país que ante la impotencia de sus vaivenes y falta de seguridad en todo sentido y estabilidad se va volviendo algo loco.

Vengo de una visita a Suiza…El país de las antípodas. La gente parece a veces sufrir de cierto quietismo. No es que no haya ansiedad, pero definitivamente debe Ud. entender que no es lo social una variable que juegue allá. Definitivamente tiene que ver con problemas del sujeto, de un sujeto.

Le pregunté a un colega de ese país, al que no veía hace dos años, ¿qué tal todo aquí?  Respondió entre serio y con una sonrisa, ya que conoce las desventuras de este argentino en su país, y me dijo igual que hace dos años, la última vez que viniste.

Volvamos entonces a la ansiedad. Aquí la tenemos por situaciones ligadas a la política, la economía, la inseguridad. ¿Hacia dónde va la sociedad? ¿Qué escenarios políticos se abren? ¿La economía sale, se estanca o peor aún estalla? Salgo de mi casa… ¿volveré?

Son preguntas que en otros lados no se hacen y que en otros países, ya no importa hacerse por el desastre estructural social que viven. Pero nosotros vamos al medio, entre el logro y la frustración, entre la posibilidad radicada en nuestras habilidades y el fallar. Como la selección ¿no?

Para peor, ante la incertidumbre, ¿qué hace el argentino tipo? Pues anda tras rumores, mas noticias, lee y escucha sesudos análisis de periodistas y especialistas. Ninguno tiene la posta, obvio y por experiencia sabemos que todos se han equivocado. No podemos confiar en nadie para orientarnos. Todos hablan y hablan, dicen, murmuran, traen supuestos, afirman nociones, aseguran tener noticias que son la más pura verdad traída de un amigo de un amigo, en fin… aumentan aún más la incertidumbre, el no saber y la inquietud se hace mayor.

“Vuele bajo, porque abajo esta la verdad”, cantaba Facundo Cabral, y que razón tenía. Vuele bajo, mire su mundo real, póngale ganas a sus cosas y disfrute de lo que va sucediendo mientras vive y no mientras espera que las cosas marchen.

Está empezando el año, y da por preguntarse sobre el futuro, pues lo invito a que no lo haga. Mire alrededor y vea que lo que puede manejar mejor marche bien y le de satisfacciones. No busque ni pregunte por cosas que no podrá saber y que no tiene chance siquiera de saber. Confíe y participe de lo que según usted puede generar cambios.

La ansiedad es una preparación del organismo como un todo para reaccionar ante algo amenazante, esa tensión, cada tanto es necesaria, nos mantiene dinámicos, pero cotidianamente y de manera crónica, nos daña, nos enferma. Nuestro país tiene por lejos una carga de ansiedad inútil que podemos intentar disminuir. De hacerlo o no, podremos estar más satisfechos, menos tensos y más felices. No se trata de predecir, sino de vivir e ir atajando los penales que la vida nos manda y no andar mirando el horizonte todo el tiempo a ver cuando llega el pelotazo. Brinde, relájese y espere lo mejor, es una fórmula que lo mejora todo.